lunes

La Silla y Paranal



Por Madelyn Araya

En el año 1969, el Presidente de la República de Chile, Eduardo Frei Montalva, inauguraba oficialmente el que sería –y aún es hoy– uno de los observatorios astronómicos más importantes del mundo: La Silla. Y curiosamente, casi treinta años después, el 5 de marzo de 1999, un hijo suyo, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, inauguraba el mayor complejo de telescopios óptico-infrarrojos del planeta en Cerro Paranal, el Very Large Telescope (VLT).
 La Silla y Paranal, son los lugares de observación astronómica del Observatorio Europeo Austral (European Southern Observatory, ESO), un organismo conjunto de catorce países del viejo continente más Chile fundado en octubre de 1962. Juntos, los dos observatorios europeos se encuentran a la cabeza de la investigación astrofísica en las últimas décadas.
El Observatorio de La Silla, situado a unos 160 km al norte de la ciudad de La Serena, en la costa septentrional de Chile, fue uno de los objetivos prioritarios del recién fundado Observatorio Europeo Austral, que buscaba un lugar en el que los astrónomos europeos pudiesen poner sus telescopios para estudiar el hemisferio sur del cielo. Fue escogido después de varias campañas de exploración a lo largo de los años 1963 y 1964, realizadas en colaboración con astrónomos estadounidenses, que habían encontrado un emplazamiento para sus telescopios en Cerro Tololo, una montaña situada a unos 80 km de La Silla. Lindando con el desierto de Atacama, uno de los más secos y áridos de la Tierra, y a unos 2.400 metros de altura, La Silla goza de unas excepcionales condiciones para la observación astronómica, lejos de las fuentes de contaminación lumínica e industrial.
Una muy baja estadística de nubosidad, gran estabilidad y transparencia atmosférica, y una calidad de cielo extraordinaria son los factores que determinaron que más de una docena de telescopios europeos se instalasen en La Silla a lo largo de las décadas de los años 60 a 80. Los primeros instrumentos fueron telescopios de pequeño porte, de menos de 1,5 metros de abertura, hasta que llegó uno de los mayores del mundo en su momento, de 3,6 m de diámetro, en 1977.
Según Bruno Leibundgut, Director de Ciencia del ESO, “muchos de los astrónomos de la generación actual se formaron en La Silla, donde adquirieron su primera experiencia en los que entonces se consideraban grandes telescopios”. Dos de estos telescopios de la llamada clase de cuatro metros, el ya mencionado 3,6, y el de 3,5 m NTT (New Technology Telescope, Telescopio de Nueva Tecnología,

No hay comentarios:

Publicar un comentario